José Martí visitó Nueva York por primera vez en 1875 en su viaje a México, donde se encontraba su familia. Aparentemente en tal ocasión sólo permaneció en la gran ciudad por unos días.

La estancia de José Martí en Nueva York realmente comienza en 1880. Con excepción de un corto período en Venezuela, algunas visitas a otros países y el eventual viaje a Cuba en 1895 que poco después de su llegada culminó en los trágicos eventos de Dos Ríos, fue en Nueva York donde José Martí vivió la mayor parte de su vida desde que tuvo voluntad propia.

Fue en Nueva York donde vio por última vez a José Francisco y donde nació María Mantilla, donde publicó los Versos Sencillos y La Edad de Oro, y también fue en Nueva York donde diseño el plan que culminaría en la República de Cuba.

En enero de 1881 Martí fue a Caracas donde trató de establecerse, llegando a publicar un número de la Revista Venezolana, pero no sucedió y ya en Agosto estaba de vuelta en Nueva York. Sin embargo, mantuvo estrechas relaciones con algunos venezolanos y colaboró en al menos una publicación de Venezuela.

También colaboró en publicaciones de México, Argentina y Honduras. Mantuvo una gran amistad con don Enrique Estrázulas, Cónsul General del Uruguay en Nueva York. En 1891 representó al Uruguay en la Conferencia Monetaria Internacional.

Debido a las presiones de España, a mediados de 1891, tuvo que abandonar todas sus colaboraciones como escritor y diplomático con los otros países de las Américas. Entonces Martí le puede dedicar la mayor parte de su tiempo a las labores de Cuba, y así lo hizo. Por esa fecha comienzan los viajes de Martí dentro de los Estados Unidos y por países donde se encontraban los exiliados cubanos; República Dominicana, Haití, Jamaica, Panamá, Costa Rica, México. En todas partes es recibido con gran clamor, en los Estados Unidos distinguiéndose dos ciudades en particular, Cayo Hueso y Tampa. En Tampa pronunció los discursos “Con todos y para el bien de todos” y “Los Pinos Nuevos” y Tampa, a la vanguardia de todo el exilio cubano, se le unió en su totalidad. Cayo Hueso ya había enseñado sus colores desde antes de La Demajagua y lo recibe como a un héroe.

Finales de 1894 comienzan los planes de la Guerra de Independencia y a principios de 1895 José Martí se va de Nueva York y los Estados Unidos para no regresar, la Inmortalidad lo reclama.