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Antonio Maceo y Grajales |
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Mayor General Antonio Maceo |
“Nació en Santiago de Cuba el 14 de julio de 1845 y cayó sobre el campo de batalla, en plena apoteosis de gloria y de bravura, el 7 de diciembre de 1896, en la acción de San Pedro, en el lugar conocido por Punta Brava. Huelga detallar sus actos de bravura y sus gestos de guerra. Maceo lleno con su nombre toda lo epopeya libertadora, desde los inicios de la del 68 hasta 1896. Y más que todo ello: Maceo es la guerra. En él se resume toda la grandeza y excelsis del caudillo militar iberoamericano, pero supera a esos caudillos por la sublimidad de su disciplina y de su jerarquía. Su enorme prestigio y su caudillismo auténtico no los utiliza un solo momento para su beneficio o preponderancia personal, sino a la mejor gloria de Cuba y para ello supedita consciente todo a la jerarquía establecida por el poder civil de la República en armas. No se ha rebelado jamás ni ha realizado su capricho personal. No toma el primer lugar en la dirección o conducción de la guerra aun cuando ocupe el primer puesto en la acción y el peligro. Máximo Gómez ha sido designado general en jefe. A Antonio Maceo esto no le quita sueño ni se siente mortificado. Al contrario, hasta el día de su muerte será su directo y primer colaborador y junto a él, en prueba de su rendida disciplina, llevará de ayudante al hijo del jefe que la República le ha dado. Y es que Maceo es el perfecto revolucionario y auténticamente revolucionario por su conducta y por su lucha. Viene de abajo, de tan abajo que no ha tenido tiempo de hacerse de una cultura, porque desde muy joven ha vivido dentro del seno ardiente de la guerra, pero le sobra intuición para representar su papel con genialidad indiscutible. Maceo nos ha demostrado que no es el lugar en que la sociedad o los acontecimientos nos colocan lo que da lustre, sino la obra personal, las obras de la conducta. En cualquier lugar que nos depare el destino, por secundario que parezca, puede hacerse figura "de primero", siempre que haya en cada uno de nosotros las capacidades y calidades de "primera figura". Y esto lo intuyó Maceo y siguió en su puesto... y la posteridad y el sentir nacional de este pueblo y de los historiadores lo colocan, sin necesidad ni intención de quitarle prestigios a ninguno, en el primer lugar. Maceo, dice el pueblo, y es Maceo. |
“Maceo es el perfecto revolucionario y lo pone de manifiesto al terminarse la Guerra Larga. Todos, en mayor o menor grado, se sienten ya impotentes para acabar con el dominio de España; las divisiones y ambiciones han disminuido el valor combativo de los libertadores y destruido la unidad moral de la Revolución en armas: Maceo no se da cuenta de ello ni acepta resignado la transacción. Y surge, por él alimentada, la protesta de Baraguá, que no es un grito de impotencia, sino una invitación a seguir, a recomenzar, que esto es la vida: un eterno recomenzar de cada día y de cada momento. En aquellos días de la protesta de Baraguá pocos son los que creen y tienen fe y para esos pocos Maceo vuelve al combate... Será de poca durada, pero demostrará siquiera que sobre los campos de Cuba, surgidos del propio agro, hay todavía espíritus y temperamentos que no claudican ni se rinden. El no entiende de fórmulas ni de conformismos: siente que el pacto del Zanjón hiere en lo más vital la dignidad de un pueblo, el suyo, e intuye, además, que aquellos protocolos no son más que palabras. |
“Durante la tregua ha intentado una y mil veces reanudar la revolución. Los hombres no escucharon sus insinuaciones y tuvo que volver al destierro. Y cuando Martí la organizo y la prepara y la desencadena para lanzarla sobre Cuba y arrancar a ésta definitivamente de su esclavitud, Maceo no pregunta dónde lo van a colocar ni le pone reparos: viene a la guerra a ocupar el lugar que le hayan designado. Y con ardor y amor y con lealtad y disciplina realiza el "imposible" de la invasión. Maceo no ha visto con sus ojos de carne el triunfo de la Revolución, pero él sabe y siente que la Revolución es ya un hecho por él y por ese puñado anónimo de hijos del pueblo que le han seguido; sabe que España ha sido vencida en su honor militar y en su orgullo impenitente. Su misión está cumplida; por eso murió, no prematuramente como alguien dice en sensiblera lamentación, sino a tiempo y nimbado por la aureola de sus hazañas y sin tener que soportar las miserias y apostasías que en el decurso de la dominación yanqui y de la vida republicana han entristecido a tantos libertadores insignes o corrompido a tantos combatientes de alma débil. Maceo pasa al Olimpo de los inmortales con su virginidad sin mancha. Es un libertador sin politiquería y sin concupiscencias... Los que usufructuarán los beneficios serán generales que se "de-graduarán" en la paz ominosa que no supieron instaurar o empañarán la fulgencia de sus glorias pasadas por las tristes y mediocres comodidades de un presente fugaz, perecedero y bajo.” |
Roldán Oliarte, Esteban. 1940. “Cuba en la Mano: Enciclopedia Popular Ilustrada” Imprenta Ucar, García y Cia. La Habana, Cuba. Páginas 929-931. |
Obras relacionadas con Antonio Maceo |
• Antonio Maceo en Próceres por Néstor Carbonel. |
• Cartas de José Martí a Antonio Maceo. |
• Fotos de El Cacahual, donde los restos del Mayor General Antonio Maceo y Grajales y su ayudante, Capitán Panchito Gómez Toro, descansan. |
• Ilustración en la cubierta de la Bohemia del 10 de diciembre de 1950. |
Familiares de Antonio Maceo |
• Mariana Grajales, madre de Antonio Maceo. |
• María Cabrales, esposa de Antonio Maceo. |
• José Maceo, hermano de Antonio Maceo. |
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