Las actividades de la Asociación de Colonos en estos últimos tiempos, han sido realmente notables en todo sentido. Muy especialmente los acuerdos tomados por su Asamblea Nacional de Representantes, en las recientes sesiones celebradas en las ciudades de Camagüey y Santa Clara, marcan pasos de positiva trascendencia para la vida de esta colectividad y aún para la propia vida nacional, de la cual constituyen los colonos cubanos, parte muy importante.
Toda la prensa de este país, con rara unanimidad en este caso, ha expresado su opinión en los más favorables términos, sobre tales actividades de la Asociación de Colonos, atribuyéndole la importancia de un genuino movimiento nacionalista en su más elevada y conveniente manifestación. Del mismo modo, innumerables entidades y organizaciones de muy distinto género en todo el país, han hecho por boca de sus hombres representativos múltiples manifestaciones que conceden a los puntos de vista expuestos por la Asociación de Colonos y a los actos realizados por dicha Asociación una importancia incuestionable que no pueden, en modo alguno, pasar desapercibidos para la opinión pública nacional. No podría ser de otro modo, verdaderamente. Los colonos, en esta nueva etapa de su organización, a la cual nosotros hemos venido consagrando una principal atención, por cuanto significa y promete para nuestro país, se han hecho acreedores al respeto y a la estimación públicas por la forma ponderada y discreta en que vienen produciéndose y por los sanos y constructivos propósitos que les animan.
En la reunión de Camagüey, además de los miembros de la Asamblea Nacional de Representantes, se congregaron numerosos colonos de toda la República, interesados en el programa anunciado para la misma. Fueron tres los días que duró la sesión y se tomaron acuerdos tan importantes como la aprobación del programa general de la Asociación así como el de un manifiesto explicando sus puntos de vista sobre diversos aspectos de nuestra vida nacional, relacionados con las actividades de tan importante clase cubana.
Ambos documentos han sido dados ya a la luz pública y han merecido el aplauso unánime de quienes los han conocido, porque además de plantear problemas peculiares a la clase que les da vida, rebosan sanas ideas animadas por generosos propósitos de carácter general.
Durante los días en que se desarrolló esta sesión, la ciudad camagüeyana haciendo honor a la tradicional hidalguía que es una de sus cualidades características, tuvo para los colonos congregados en su seno, atenciones y gentilezas de todo genero; y aunque no es nuestro propósito hacer descripción de las mismas, consideramos nuestra obligación el mencionarlas así como dejar constancia del profundo agradecimiento con que fueron recibidas y con que son recordadas por los que fueron objeto de ellas. Banquetes. Paseos. Comidas campestres. Agasajos de toda clase. Afecto sin medida y efusiva comprensión, brindó en verdadero derroche, la ciudad Camagüeyana a los colonos cubanos. Eso fue, en síntesis, en el aspecto social, la Asamblea de Camagüey. En cuanto a la de Santa Clara, tuvo como finalidad rendir cuenta e informar a los colonos del resultado obtenido en relación con las demandas planteadas en el programa y adoptar aquellos acuerdos que se considerasen convenientes a los intereses de la Asociación.
Podemos asegurar que esta Asamblea ha sido uno de los mayores éxitos de la Asociación bajo cualquier aspecto que el asunto sea considerado.
En cuanto al número de asistentes superó las esperanzas de los más optimistas porque congregó en el Teatro “La Caridad”, en que tuvo efecto la reunión, a más de cinco mil colonos de todos los Centrales de Cuba.
En cuanto al resultado de la reunión, porque a pesar de la situación verdaderamente difícil que viene sufriendo la clase de colonos, capaz de justificar cualquier manifestación violenta hecha en defensa de sus intereses, tanto más explicable si se considera el número de las personas reunidas en Santa Clara, es lo cierto que la Asamblea se desenvolvió en un ambiente de mesura y serenidad a todas luces inesperado, produciéndose acuerdos que demuestran la elevación de propósitos de esta importante clase agraria cubana, que, en medio de tanto egoísmo y falta de generosidad que sacude a nuestra sociedad en estos momentos, sabe poner los intereses generales de la sociedad por encima de sus intereses particulares de clase. Es como si dijéramos, un éxito obtenido contra sus impulsos, lo que es, después de todo, el mejor de los éxitos.
Réstanos agregar, antes de terminar que también la Ciudad de Marta como antes hiciera la de Camagüey, tuvo para sus visitantes, atenciones y fervorosas simpatías que no podrán ser olvidadas por los que fueron objeto de unas y otras. |