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“Cine: Los Estrenos” |
Carteles |
15 de Septiembre de 1957 |
Presentamos el artículo “Cine: Los Estrenos” lo más fiel posible a como aparece en la revista Carteles, edición que circuló el 15 de septiembre de 1957. |
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“Designios de Mujer (Designing Woman-MGM) es una comedia fluida y larga y levemente anacrónica -a pesar del "CinemaScope", del color y de ese director tan de su tiempo, Vincente Minnelli. La comedia es esa típica situación de líos domésticos, que Hollywood agotó definitivamente en los años treinta. Una diseñadora de modas se casa con un cronista deportivo y del choque del mundo del refinamiento contra el de la violencia, más la incursión de ciertas aventuras amorosas pasadas del cronista, surgen unos enredos que Capra habría envidiado. El cronista renuncia a la idea de que ambos vivan en su apartamiento y decide vivir en el de la novia, que cree un hogar modesto y simple. Se encuentra con un lujoso apartamiento, en un edificio que hasta tiene portero con librea. La diseñadora acompaña a su marido al boxeo y se deprime. El marido le da explicaciones que la deprimen aun más: los guantes no son para suavizar los golpes, sino para proteger las manos. Lo que casi la aniquila es la siguiente lección. Ella ve a dos o tres personas con diarios ante el rostro, como si estuvieran más interesado en la lectura que en la pelea. "Esos por lo menos leen", dice ella. Respuesta del marido: "Ah, no. Lo que hacen es protegerse la ropa, para no manchársela de sangre". Los amigos del marido son rudos y escandalosos. Los de la esposa delicados, silenciosos. Cuando ambos grupos se reúnen una noche en la casa ocurren escenas inesperadas y de veras graciosas. La segunda parte del film está dedicada a contar, las peripecias en que se ve envuelto el cronista, cuando es perseguido por unos matones pagados por el promotor a quien denuncia por fullero. Aquí la acción decae y la cinta tiene un momento o dos en que se resiente su excesivo metraje (dos horas y media), aunque la narración múltiple (el recurso que Mankiewicz utilizó tan bien en "La Malvada": los personajes cuentan la acción y en ocasiones se sobreponen las narraciones) y la simpatía natural de Gregory Peck salvan a "Designios" de sus defectuosos excesos. Lo que es de veras interesante en el film, es la muestra de las posibilidades que tienen el sonido y el color como auxiliares de la comicidad en el cine y lo poco que se han utilizado estos recursos tan cinematográficos. En "Designing" hay varias buenas muestras: Peck se ha emborrachado la noche anterior y se despierta sufriendo una "cruda" fenomenal. Tira de una gaveta de la cómoda y la gaveta chirría como una carreta mal aceitada. Deja caer un alfiler al cesto de latón y el alfiler cae con el ruido de una viga de acero. Cierra la puerta y se oye un cañonazo. Arranca el elevador y es como si partiera un proyectil interestelar. Peck se llega hasta la piscina del hotel y se encuentra por primera vez con Lauren Bacall (por cierto que la Bacall es uno de los puntos muertos del film, con su actuación desganada y errática; un punto vivo: la grata aparición del monstruoso Mike Shaughnessy en su rol del bóxer "punch-drunk"). Ella le señala la belleza de la mañana. Aparece una escena semitropical con un cielo azul brillante y las palmeras al sol. Pero cuando Peck mira al cielo con sus ojos heridos por la luz, sólo ve un cielo morado y molesto y unas palmas intolerablemente verde "chartreuse". Infortunadamente, estos momentos son pocos, lo que no impide que el film sea de todas maneras grato y grácil. |
“La Rosa de Tokio (Joe Butterfly-Universal) es casi una copia al carbón -es un decir, pues ambos films son en colores- de "La casa de té de la luna de agosto". Sin ninguna de las virtudes de ésta, aquella no tiene más que una sola cosa distinguida: la actuación del veterano Burgess Meredith, quien aunque se recuerde bastante al Sakini de Marlon Brando, todavía conserva recursos del gran actor de la escena y él cine que ha sido. La cinta apenas tiene argumento, a no ser que se quiera llamar así a los leves rozamientos entre Joe Butterfly, un japonés que se pasa de listo y unos soldados yanquis, que se pasan de tontos -sobre todo los oficiales-. El film cuenta con el apoyo de un actor cómico tan efectivo como Fred Clark y la Universal ha puesto toda su nómina masculina en acción: Audie Murphy, George Nacer, Keenan Wynn, pero no pasa de ser una comedia intrascendente, dirigida con muy poca imaginación cinematográfica, fotografiada más o menos correctamente, pobremente actuada y destinada a un consumo misterioso: su público no puede ser ni japonés ni americano. Ni tampoco cubano.” |
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