Guije.com ¿Petóleo en la Esquina de Tejas? en la revista Carteles que circuló el 10 de Octubre del 1954.

¿Petóleo en la Esquina de Tejas? en Carteles del 10 de Octubre del 1954, Cuba


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Esquina de Tejas, Carteles del 10 de Octubre del 1954


¿Petóleo en la Esquina de Tejas?
Carteles
10 de Octubre del 1954

Tratamos de reproducir el reportaje “¿Petóleo en la Esquina de Tejas?” lo más fiel posible a como aparece en la revista Carteles, edición que circuló el 10 de Octubre del 1954.



¿Petóleo en la Esquina de Tejas?
por Gervasio G. Ruiz

“El petróleo está de moda en Cuba. Jatibonico, Arroyo Blanco, Bacuranao ... Ahora el hallazgo es en el Cerro, en la habanera y popular esquina de Tejas. Seamos veraces: lo de la esquina de Tejas no es todavía un hallazgo de petróleo, sino el indicio de que puede haberlo.


“Esto, añadido a que el petróleo de Cuba es algo que parece estar en la imaginación de todos en estos días, hace que lo encontrado ahora en el Cerro se preste a mil cuchufletas. "¡Compadre -oímos exclamar a un ciudadano de la calle-, ya hasta en la esquina de Tejas hay petróleo!"


“¿Y por qué no puede haber petróleo en ese céntrico crucero de La Habana? No sería la primera vez que en el corazón de una gran ciudad se encontrara el codiciado -oro negro. Oklahoma, por ejemplo, es un buen ejemplo... Allí, junto al Capitolio del estado, dos pozos están en plena y abundante producción.


“Pero hablemos de este posible yacimiento petrolífero de la esquina de Tejas. El lugar es exactamente la casa señalada con el número 1213. Los cabalistas y jugadores de charada tienen tela por donde cortar en el terminal de ese número. Luego diremos algo de esta casa y de su propietario, convertido hoy, por obra del azar, en minero potencial.


La verja de la mansión del marqués de San Miguel en la esquina de Tajas, La Habana.
“Esta verja, ornada con una corona nobilaria, separa a la casa del 1213 de la vieja mansión del marqués de San Miguel, cuyos terrenos también han sido denunciados por el señor Miguel M. C.”

“La llama azul.


“El hallazgo de la esquina de Tejas tuvo lugar de manera incidental. Digamos la verdad: fue hijo del error de un ingeniero constructor. De la equivocación resultó la necesidad de abrir una fosa absorbente, y en la excavación de ésta surgió la sospecha de la existencia de petróleo.


“Primero comenzaron a sentirse los olores característicos del llamado aceite de carbón, que hizo pensar también en el escape de alguna tubería de gas. Pero pronto se advirtió que el olor procedía de la excavación. La emanación era más penetrante cada día. A ciento cincuenta pies se encontró un fango negro y craso, que sucedió a una roca con ligeras fracturas, más abajo, aparecía como saturada de un líquido oscuro. Su olor no dejaba dudas: era inconcusamente de petróleo.


“La perforación continúo entonces. Ahora ya no se pensaba en la fosa moura: íbase en busca del origen de aquellas emanaciones. Y éstas llegaron a ser tan fuertes, que se instaló una manguera de goma conectada al pozo y de éste a un fogón de gas. Encendida la hornilla, se vio arder una llama azulada.


“Eso es lo que hay por ahora en la esquina de Tejas: una llama azul, producto de las emanaciones de gas que salen del pozo. ¿Es bastante como indicio de la existencia de petróleo? Esto no lo pueden decir ni los mismos geólogos. La perforación continúa. Ahora se halla a algo más de cuatrocientos pies, que no son una profundidad considerable.


“Un hombre de campo.


“La casa marcada con el número 1213 de la calzada del Cerro es (era, pues está a medio derribar), un viejo edificio. Al lado de él está la que fuera residencia del marqués de San Miguel, don Miguel de Cárdenas. Una puerta enrejada que separa a ambos inmuebles muestra aun en su parte superior la nobiliaria corona.


“Hace diez años esa casa, la del petróleo, fue adquirida por el señor Miguel M. C., cosechero de papas, de La Salud, hombre sencillo y locuaz que cree en la predestinación, como buen campesino.


“-Compré esta casa -nos dice el señor M. C.-, por pura casualidad. Un día, hace diez años, estaba yo tomando con algunos amigos en el bar de esta misma esquina de Tejas. Uno de ellos era corredor, y se lamentaba de que, estando en venta la casa del 1213, pidieran tanto dinero.


“El señor M. C. no dijo nada. Pero esa misma noche volvió a la esquina de Tejas, habló con los encargados de la casa y éstos le dirigieron al antiguo propietario del inmueble.


“-Ocho meses duraron los trámites para la compra de la casa -vuelve a referir M. C.-. Y al cabo de ese tiempo me vi dueño del inmueble, que era entonces una casa de vecindad donde vivían más de cuarenta personas. Mi plan era derribarla y construir un edificio de apartamientos. Pero vino la ley de permanencia, y tuve que desistir por el momento. No obstante, a medida que se desocupaban las habitaciones, iba clausurándolas. Así logré ver vacías diecisiete habitaciones, hasta que llegó el decreto del doctor Gastón Godoy, que establecía la indemnización. Entonces desocupé toda la casa.


“El nuevo edificio.


“El señor M. C., fiel a su plan, comenzó el derribo de la casa para levantar un nuevo edificio con capacidad para dieciséis apartamientos. Pero (y aquí viene lo del error), en el proyecto de construcción, al abrir el sótano de la parte trasera, no se tuvo en cuenta el nivel del piso de aquél, que no permitía el desagüe al alcantarillado.


“Para salvar esta dificultad decidióse entonces abrir una fosa moura. Y he aquí que en la excavación se halló lo inesperado: las emanaciones mencionadas. El señor M. C., hombre de corazonadas, abandonó un poco la idea del nuevo edificio, ya construido en gran parte, y quiso saber qué se ocultaba en las profundidades del sótano.


“-Hemos leído que usted ha denunciado una gran área de terreno en estos contornos. ¿Cree usted que haya petróleo?.


“-Yo soy un simple guajiro y no sé casi nada de nada. Pero me gusta guiarme por las corazonadas. He denunciado, en efecto, un área de 160,000 metros cuadrados. He trazado este tosco plano. Mire...


“Según el sencillo croquis del señor M. C., a partir de la esquina de Tejas, la denuncia se extiende doscientos metros en cuadro al norte, sur y oeste de dicha esquina; llegando por el sur hasta la Quinta de Dependientes y hasta el Stadium del Cerro por el oeste.


“-Como ve -prosigue el señor M. C.-, no he querido denunciar nada al este de la esquina de Tejas, es decir, hacia La Habana, buscando las zonas menos urbanizadas.


La casa en la esquina de Tajas donde se sospechaba que había petróleo
“Fachada de la casa de la esquina de Tejas, señalada conel número 1213, en cuyo patio, al abrir una fosa moura para el nuevo edificio que se construye, se han hallado emanaciones de gas que indican la posible existencia de petóleo.”

“Las dos casualidades.


“El lector habrá advertido que en el hallazgo de la esquina de Tejas han tenido parte principal dos incidencias: una, la compra del viejo edificio, y otra, el error cometido por los constructores al proyectar el nuevo.


“Pero en la perforación que se continuó hasta encontrar las emanaciones de gas la casualidad no jugó ningún papel. Fue otra de las corazonadas del señor M. C.


“-El perforador -refiere éste- me decía que el material encontrado era azul y que, por tanto, se había hallado el terreno absorbente necesario para la eficacia de la fosa. Yo, que he abierto muchos pozos para regadío; sabía que aquel material no era azul, sino, por el contrario, impermeable, lo cual exigía que se continuara la perforación.


“Sin embargo, ya desde este momento el viejo cosechero de papas estaba pensando otra cosa.


“-En realidad -agrega- el desacuerdo entre el perforador y yo acerca del material encontrado no tenía para mí ninguna importancia. Ya no me preocupaba que el terreno fuera o no absorbente: mi verdadera preocupación era aquel olor de las rocas y el cambio mismo que se había registrado en éstas al continuar la perforación. Eran ahora menos compactas, de color más oscuro y presentaban una mayor saturación de aquella sustancia cuyo olor tanto se parecía al petróleo.


“Entonces fue cuando el señor M. C. decidió enviar al laboratorio la roca encontrada en la segunda capa. El resultado del análisis confirmó sus sospechas. Decía lacónicamente: "Una arenisca fuertemente impregnada de petróleo".


“-El equipo que se había usado hasta ese momento era demasiado pequeño para el propósito de continuar la perforación-continúa el señor M. C.-. Se trajo entonces uno mayor, que es el que está funcionando ahora, utilizando al mismo tiempo varios tubos de doce pulgadas. La presión del gas fue creciendo a medida que se profundizaba. En un intervalo de los trabajos, colocamos un bidón desfondado sobre la abertura y tapamos ésta con un papel grueso amarrado al bidón. Pasada una hora volvimos y observamos que el papel se había levantado, formando como una media esfera. Era el efecto del gas.


“Visto lo cual se determinó colocar en la abertura una tapa metálica provista de una llave. Por ésta es por donde, al abrirla y aplicársele un fósforo, surge la llama azulada a que antes hemos aludido.


“Hablan los geólogos.


“Habíamos estado en la casa 1213 de la calzada del Cerro durante la mañana del sábado. Pero debíamos volver la tarde del mismo día para estar presentes durante la visita que harían al lugar los ingenieros Jorge Broderman y Antonio Calvache.


“Los ingenieros Broderman y Calvache llegaron, en efecto, a la casa de la esquina de Tejas, descendieron hasta el foso donde se realiza la perforación, escucharon las explicaciones del señor M. C. y examinaron a la lupa las rocas y el material extraído.


“-Desde luego -dijo desde el primer momento el ingeniero Calvache-, esta formación no es, como se ha dicho, igual a la de Motembo. Aquí no hay serpentina, sino arenisca, lo cual es una cosa bien distinta. Esto no quiere decir que aquí no haya petróleo, sino que estamos en presencia de una roca no serpentínica. Por otra parte, la arenisca se halla claramente impregnada de un hidrocarburo petrolífero, hecho que indica la presencia de algún combustible, sea petróleo, asfalto o gas. Para determinar esto sólo hay un medio: continuar la perforación.


“El ingeniero Broderman, luego del examen de las rocas, declaró:


“-Evidentemente, estamos en presencia de gases hidrocarburados. El material atravesado por la perforación contiene sin ninguna duda elementos petrolíferos. La roca de las capas -superiores es una marga compacta e impermeable con muy ligeras fracturas. La de la capa inferior es una arenisca completamente saturada de petróleo, que es de donde proceden los gases hidrocarburados. Es posible la existencia de alguna estructura en que se contenga la acumulación petrolífera. Por el momento no cabe decir más, pues el caso requiere un estudio más detenido, que hará la Comisión de Geología y Minería del Ministerio de Agricultura.


“Este preliminar informe de los ingenieros Broderman y Calvache estaba subrayado por una actitud francamente optimista, que se adivinaba en los gestos, en las medias palabras. El ingeniero Broderman añadió que la perforación debía continuarse con la utilización de "camisas" protectoras para evitar posibles derrumbes en el interior del pozo, derrumbes que podían frustrar el hallazgo del petróleo si lo hubiera.


“La tierra que todo lo da y quita.


“El señor M. C. debe su modesta fortuna a la tierra, a la siembra de papas, tomates y otros frutos en sus fincas de La Salud.


“-Todo lo que tengo -nos decía-, me lo ha dado el campo, la tierra generosa, que premia, a quien la trabaja con afinco y con fe. Ahora no se si esa misma tierra me quiere quitar lo que antes me ha dado, haciendo que entierre en este pozo lo que, en colaboración con mis desvelos he obtenido de ella. Pero, sin perder de vista que el fracaso puede estar en el fondo de este pozo, yo tengo fe y continuaré la perforación hasta donde me sea posible. Esta es una empresa en que están en juego no solo mis intereses, sino los del país, y por eso entiendo que el gobierno está en el deber de contribuir de alguna manera, principalmente facilitando el equipo perforador rotario, si fuese necesario.


“Mientras tanto, la esperanza del señor M. C. se ilumina con la luz de esa llama azul que surge de las profundidades de un sótano de la esquina de Tejas...”






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Última Revisión: 1 de Octubre del 2005
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