Victoria de los Ángeles |
Carteles |
11 de Mayo de 1952 |
Tratamos de reproducir el artículo “Victoria de los Ángeles” por Jorge Molinos lo más fiel posible a como aparece en la revista Carteles, edición que circuló el 11 de Mayo de 1952. Hacemos arreglos mínimos para actualizar la acentuación ortográfica. |
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“Victoria de los Ángeles” |
“La Figura Artística de la Semana” |
“Por Jorge Molinos” |
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“Victoria de los Ángeles, que ha recordado al público habanero las grandes veladas con Caruso, con Gabriela Besanzoni....” |
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“¿Se llama usted, en efecto, Victoria de los Ángeles, o se trata de su nombre artístico? |
“-Es mi nombre verdadero. Mi madre se llama Victoria y mi padrino, Ángel. Al bautizarme quisieron que participase de los dos nombres, y mi padre logró que el sacerdote lo aceptase así. Y así estoy inscripta en mi partida de bautismo: Victoria de los Ángeles. |
“Casi una profecía fue el nombre de esta cantante que ha constituido la sensación artística habanera en la pasada semana, con sus conciertos en el Auditórium, bajo el patrocinio de Pro Arte. Porque ella es ya un nombre de victoria en las más mejores carteleras de Europa y América, y canta como los ángeles de su nombre... |
“¿La han oído ustedes cantar? Puede decirse que "toda La Habana" estaba allí. Acompañada al piano cantó en su primer concierto a Handel, Schumann, Faure, Gounod... Y luego, dando una prueba de su flexibilidad y su extraordinaria maestría, la gran soprano pasó a las canciones de acento folklórico español, elevadas a la mayor altura artística por Falla: paño murciano, seguidilla murciana, asturiana, jota, nana... Por fin, como el público no quería irse, y las ovaciones no tenían traza de terminar, Victoria de los Ángeles tuvo que hacer un regalo más. Y salió con una guitarra al escenario para acompañarse ella misma una "granadina". ¿Habremos oído mil veces la famosa canción de Adiós, Granada, Granada mía? Pues fue como si la oyésemos por primera vez. Podría aventurarse que nunca, nadie, en ninguna parte la ha cantado mejor... Parecía otra cosa, siendo la misma canción de .siempre. Sí: como la cantarían los propios ángeles... |
“Entonces el público electrizado se puso en pie, y comenzó a "vitorear" a Victoria, que estaba allí en el escenario, con la guitarra sobre las rodillas, recogida toda la figura en sí misma, componiendo sin proponérselo un cuadro maravilloso, que no era la gitana del leonardesco Romero de Torres, sino una dulce doncella que el propio Leonardo hubiese pintado sobre un fondo mediterráneo. |
“-Usted es de Barcelona, ¿verdad? |
“-De la misma Barcelona. Allí hice todos mis estudios. Incluso el de los idiomas. Yo canté desde niña. Como en mi casa no éramos ricos, un grupo de amigos de la música de cuya sociedad ("Ars Musicae") me han hecho ahora presidenta (¡imagine usted!), me costeó los estudios musicales y los de idiomas. En Barcelona aprendí francés, italiano, alemán para cantar a cada músico en su lengua. Tuve la suerte de que mis maestros me enseñaran sin violentar mis inclinaciones. El libro de Viñas, tenor y maestro, ha sido en realidad mi brújula. Lo demás no sé cómo ha sido... Es decir, sí: estudiando siempre, con una afición inmensa. Yo no vivo más que para esto... |
“Victoria de los Ángeles es, en privado, una mujer sencillísima. Parece una de esas buenas muchachas de la burguesía barce lonesa que se van los domingos por la tarde a merendar a la montaña contada por Maragall, mientras el aire se llena de acentos de sardana, y el mar duerme a lo lejos. Es, como sabéis, una trigueña de ceja mora, como la hubiera cantado Martí, que tenía en su sangre lo moro valenciano por parte del padre. Victoria de los Ángeles es la mediterránea de lo árabe español que tan profundas, oscuras, ardientes pupilas ha exportado también a estas tierras de América. |
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“Otra actitud de su Madame Butterfly, una de sus creaciones... Victoria de los Ángeles interpretó esta vez canciones de Schumann, de Falla, de Ravel, de Schubert, de Mozart, de Nin, de Turing...” |
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“-¿Cuántos conciertos habrá dado usted en el Norte? |
“-Unos cuarenta. Pero aparte de las audiciones en el Carnegie Hall y otras salas, canté en el Metropolitan la Boheme, Madame Butterfly, la Manón de Massenet, Las bodas de Fígaro... |
“-Hay en su voz -observamos- unos registros graves maravillosos que, en ocasiones, hacen difícil catalogarla musicalmente. |
“-Bueno -sonríe ella, siempre con esa sencillez de hija de familia que fuera del escenario es una criatura como las demás-, cuando canto, por ejemplo, la, Margarita de Fausto, mi voz es de soprano lírico; cuando va al registro grave, tiene algo de mezzo soprano... Dicen eso. |
“-¿Y ahora, a dónde? |
“-A Puerto Rico. Enseguida a París, luego a Bélgica para un concierto que va a ofrecerse allí, después me iré a descansar un poquito a Barcelona para dar a continuación el salto a Buenos Aires, a cumplir un contrato con el Colón. |
“-¿Que teatro del mundo le gusta a usted más? |
“-No los he visto todos. Pero ¿que teatro quiere usted que me guste? Estudié cinco cursos en tres años en el Conservatorio del Liceo de Barcelona... Creo que es uno de los tres o cuatro teatros mejores del mundo, según las mejores opiniones. He visto el Scala, el Metropolitan, el de la Opera de París... Sigo adorando el Teatro Liceo... |
“-Me lo explico. No sólo por cariño, sino porque, en efecto, todas las opiniones coinciden en que es uno de los más hermosos que hay. |
“La Habana tiene para Victoria de los Ángeles una atracción misteriosa, pero explicable en cierto modo, ya que, aparte la simpatía que nuestro público siente por la artista, a la cual ya ha puesto entre sus preferidas, La Habana es también muy mediterránea, hasta el punto de que alguien la ha comparado con una venus ticianesca tendida junto a las espumas. |
“-¿Se siente usted bien aquí? -le preguntamos como final. |
“-Admirablemente. Mi garganta no padece lo más mínimo. Eso sí: noto que el calor produce cierta languidez, cierta laxitud... Pero eso no es desagradable. Lo ideal es que hubiera nieve cerca para tener dos climas. ¡La nieve! exclama Victoria de los Ángeles. ¡Que hermosa es!, ¿verdad? |
“Sí: desde la calidez mediterránea es hermosa la nieve. Como es hermosa la pasión con que esta mujer todo candor, todo dulzura, canta esas canciones abrasadas de amor, de celos, de desesperación... Es el contraste: la flor sobre el volcán, como en la eterna rima becqueriana. La canción de cuna dulcísima, inefable, y el lied delicado, suspirante casi, junto al aria vibrante o la jota apasionada. Eso es Victoria de los Ángeles, la figura artística de esta semana.” |
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