“La envidia apareció para herir de muerte al héroe de Guanabacoa. Lo que la metralla británica no había logrado lo consiguieron ciertos servidores de la causa española. El coronel Carlos Caro, a cuyas órdenes se hallaba Pepe Antonio, quiso hacer apurar las mayores amarguras al lugarteniente que eclipsaba su nombre. Lo llamó a Jesús del Monte. Lo increpó. Lo trató con aspereza indigna de su conducta. Y esto causó tal efecto en el animoso guerrillero que, para repetir las palabras de, un historiador, murió de pesadumbre, el 26 de julio de 1762, poco después de habérsele quitado el mando de una fuerza creada, armada y organizada sin auxilio alguno extraño y sólo por su diligencia e intrepidez.” |