“Dos hermanas, una muy femenina y otra que siempre anda en pantalones, con pistolas y metida en las tabernas jugando a las cartas, poseen un rancho. Ha de leerse el testamento del padre, pero es requisito indispensable la presencia de un hombre desconocido. Llega este y las dos jóvenes se enamoran de él. Para atraerlo, la marimacho se convierte en una atractiva mujer, pero el forastero no sabe por cual de las dos decidirse. Leído el testamento se enteran que es hermano de una de ellas y que sólo una de las jóvenes es hija del dueño del rancho, pues la otra lo es de un amigo que al morir la dejó a su cuidado. Por voluntad del difunto deben vivir todos como hermanos así que no descubre la identidad de la hija verdadera. Según unas vagas indicaciones del cura del pueblo, único que conoce el secreto, se descubre que la hija legítima es la femenina, pero como en definitiva a quien ama el hombre es a la otra, todo termina felizmente con boda doble, pues el capataz del rancho quería a aquella y esta a su vez se da cuenta que está enamorada de él.” |