“El cine francés posee los más socorridos y fecundos argumentistas del mundo: los Dumas, Capaces de haber complacido a gentes tan exigentes como los Goncourt y tan conformables como las modistillas de París, ahí están triunfantes en la Eternidad para provecho de los productores de su país. En cualquier momento de crisis "El Conde de Montecristo" salva la cosa, o "La Dama de las Camelias" vuelve a llenar de lágrimas los ojos y de dinero las taquillas, aboliéndose las dificultades y los temores. Sin contar "Los Tres Mosqueteros" y todo el arsenal de historias del padre y el hijo. Ahora ha sido "La Torre de Nesle" (de los Placeres, en la traducción). La gente acude a escalofriarse ante los cadáveres de hombres flotando en el Sena, las intrigas y las venganzas, además de la voluptuosidad. (Una voluptuosidad fabricada para la exportación.) La última consigna de los estudios franceses es que cuanta reina de Francia haya existido aparezca en technicolor con el tercer vestido de Li Tal Po, esto es: completamente desnuda. Ahora es Margarita de Borgoña (Pampanini o su doble), en primer plano, con el traje inicial que le dio la Naturaleza. A gran tamaño. A gran descaroscope. |
“Antes fue Margarita de Valois, junto al mismísimo Enrique IV, uno de los más notables personajes históricos con que cuenta Francia. Por lo menos debieron haber puesto en los labios del noble reformador una parodia de la frase de Bourienne a Napoleón el 18 Brumarío: "Por Dios, señora, os están mirando." ¡Pero no. Enrique IV, ni cuidadoso ni vigilante de la dignidad de su mujer, adopta también el nudismo! !Y viva "La Piel" de Curzio Malaparte!...” |