“Nació en Caracas en 1798. Muerto su padre en las primeras luchas por la independencia fue acogido por el realista Morales y junto a él combatió contra los venezolanos. Hizo un viaje a Cuba y aquí casó can una hermana de Pozos Dulces. Pasó a España, distinguiendose en la guerra civil. Alcanzó el fajín de general y ocupó altos cargos. Vino a Cuba (1841) a las órdenes inmediatas del capitán general Valdés desempeñando varios cargos, entre ellos el de gobernador de Trinidad. Al cesar aquel, substituido por O'Donnell, cesó en ellos. Entonces dedicóse a distintas empresas comerciales e industriales, en las cuales fracasó. Por el parentesco de su matrimonio, empezó vida de relación y amistad con los naturales, y consubstanciándose con sus ideas y propósitos estuvo urdiendo la madeja de una conspiración, la cual descubierta por la autoridad precipitó su salida, embarcando en Cárdenas para Estados Unidos donde se unió a los cubanos emigrados... El 19 de mayo de 1850 arribaba a Cárdenas al frente de su primera expedición armada. Tomó la ciudad, pero como el pueblo no respondiera tuvo que reembarcarse. Su segunda expedición zarpó de Nueva Orleans el 19 de agosto de 1851 desembarcando en Las Pozas (Pinar del Río) el 12, siendo a poco perseguido por numerosas fuerzas y López hecho prisionero el 29 de agosto en los Pinos de Rangel. Conducido a la Habana fue condenado a garrote vil (supremo ho­nor para los patriotas) el 1º de septiembre en la esplanada de la Punta.

“Este segundo movimiento venía a coin­cidir con los de los Agüero y Armenteros. Pero no había en el país todavía una con­ciencia popular formada. Narciso López, como todo aquel núcleo de ciudadanos dis­persos que se lanzaron a la aventura bélica, fue un precursor. En el martirologio de la civilidad cubana son los protomártires. Las aguas estancadas de la charca administrativa ya están removidas. El pueblo ya ha visto caer a los de su sangre, si no los más des­tacados, sí los más conscientes: desde este momento ya no habrá tregua ni paz para España, a menos que quiera resolver el pro­blema con dignidad española. Pero los que gobernaban aquella España de la decadencia no entendían de honor ni de dignidad. De aquí la secuencia de los alzamientos y re­voluciones hasta la emancipación definitivo. La conducta de los moderados de todos los tiempos de Cuba nos demuestra que nada entendían de la psicología de los gober­nantes y políticos de España y demuestra, también, cuán errónea fue su actitud. Esto no empece su patriotismo ni su prestigio. Pero si es deber consignar que la gloria de la epopeya débese a los de abajo, a los "exal­tados", a los revolucionarios. Si esos gran­des patricios y juristas aciertan a "agacharse" un poco hacia el pueblo, como lo hizo Martí, pese al jurismo autonomista, la plena emancipación e independencia no hu­bieran tenido el desenlace que tuvo en 1898... Narciso López precipitó, con sus expediciones, el advenimiento de las gue­rras. Los pueblos sólo alcanzan libertad mediante el sacrificio; pueblo que rehúsa el sacrificio y la penitencia vivirá siempre so­metido.”

Roldán Oliarte, Esteban. 1940. “Cuba en la Mano: Enciclopedia Popular Ilustrada” Imprenta Ucar, García y Cia. La Habana, Cuba. Páginas 929-931.

• Narciso López en Próceres por Néstor Carbonel.

• Historia de Trinidad del Municipio de Trinidad, donde hay algunas referencias de la estancia de Narciso López.